En todo siempre hay un costado siniestro
La monstruosa inconsciencia
pudo ser el arma de tus manos,
tu secreto instrumento / Sin texto
ni pretexto:
La entelequia era tu meta
seguiste tras su metálica rabia
con la sed inmisericorde
de todos los puntos desiertos
ávido de recibir esa palabra
que va rasgar el celo, retama luminosa
que sólo brota
de la raíz del cielo más oscuro
con alas múltiples de dolor
mutaste a radiante luciérnaga
libélula que huye liberada
con ojos inexplicables
y esa bestia tan oscura
negro dibujo, tan aberrante
tan inhumano, que se evanesce
que gime con gemidos bizarros
y casi llora cuando se le acaricia.
Dibujos mimetizados
simulando delicia
ante el horror del monstruo
mas, dime ¿sentiste escalofríos?
¿te atormentó el estremecimiento del placer?
¿acaso tuviste pena de mirarle enloquecer?
quizás sin darse cuenta
llegó a amarte…
acaso no fuiste el artífice
del labio prófugo de aquel centauro
o el corazón sufriente de la hidra
o tal vez sólo viste en ellos
al hijo indescifrable del dolor
con sus gafas de gas licuado
recibiste de esa frente suya
que escapaba presurosa
de los retumbos del clímax
sumido en cumbres y abismos
un soterrado y tenebroso oficio
dibujar desde un punto quieto
el pabilo humeante y el halo frío
en ello te hermanaste con todos los poetas,
porque decodificar la alcoba del monstruo
es el misterio más profundo de la vida
.